Sostener la mala conciencia nos permite vivir el propio destino
Para poder garantizarnos la pertenencia vivimos con buena conciencia. La vida se pone difícil y nos obliga a atrevernos a renunciar a nuestra infancia para vivir el propio destino.
Rompimos mandatos, buscamos nuestra propia identidad y nos sumamos otras exigencias. Hicimos malabares con nuestros “debo, quiero, puedo y deseo” Las nuevas generaciones ahora pueden reflexionar sobre esto y dar un paso más.
De forma constante lidiamos con etiquetas, roles, prejuicios y con la expectativa de los demás. Necesitamos deconstruirnos, pero del dicho al hecho, hay mas que un trecho.